¿Planeas un viaje a China y te preguntas qué hacer una vez allí? No te preocupes, te llevaremos a un recorrido por los lugares imprescindibles, las joyas ocultas y las experiencias que merecen una sorpresa o, como mínimo, un "¡sí, claro!". Tanto si eres aficionado al senderismo, como a la historia, a la gastronomía o simplemente buscas fotos espectaculares para Instagram, esta guía es para ti.
China es enorme (enorme), así que no tiene sentido intentar verlo todo en una semana. Es mejor concentrarse, tomarse su tiempo... y evitar quedarse sin aliento como si acabara de escalar la Gran Muralla (spoiler: ¡igualmente se quedará sin aliento!). ¡Vamos a hacer un recorrido sin palabrería innecesaria!
Pekín: Una mezcla real de historia imperial y modernidad deslumbrante
Pekín es la capital. Y como cualquier capital que se precie, te rebosa historia: templos, palacios, pero también hormigón, luces de neón y rascacielos por doquier. Es un poco como el choque entre la dinastía Ming y el siglo XXI, una especie de ajedrez chino a escala real donde cada pieza del pasado se encuentra con una torre del futuro. Y eso es lo que nos encanta.
La Ciudad Prohibida: El palacio donde ni siquiera los reyes eran libres
Es imposible no verlo. Este gigantesco complejo (más de 800 edificios, nada menos) te transporta a la China imperial con sus tejados dorados, leones de piedra y patios interminables. Lleva calzado resistente y, sobre todo, una batería para tu teléfono. ¡Vas a fotografiar!
La Gran Muralla (versión ruda, no turística)
No, no tienes que ir a Badaling, el lugar al que va todo el mundo. Opta por Mutianyu o Jinshanling. Menos gente, más naturaleza y vistas impresionantes. Y además: sentirás que te has ganado tu selfie.
El Templo del Cielo: para meditar (o simplemente tomar una siesta en el parque)
Un clásico en Pekín, y no solo para los amantes de la arquitectura. Por las mañanas, los pekineses vienen aquí a practicar taichí, cantar y jugar a las cartas. El ambiente es zen y relajado... y te dan ganas de empezar a practicar yoga.
Shanghái: la ciudad que nunca duerme, ni siquiera para la siesta
Shanghái es un poco como la Nueva York de Asia. Edificios que rozan las nubes, gente siempre con prisa, un montón de restaurantes y una energía que te despierta mejor que un café bien cargado. Pero entre dos bocinazos, la ciudad también esconde un verdadero encanto.
El Bund: Cuando China mira a Europa (y a Instagram)
Pasee por este legendario paseo marítimo para admirar los antiguos edificios coloniales a un lado y las futuristas torres de Pudong al otro. Un contraste que resume a la perfección Shanghái: a caballo entre dos mundos, pero siempre con estilo.
El Jardín Yu: un pequeño rincón de poesía en el corazón del caos
Sí, incluso en esta jungla urbana, se puede encontrar serenidad. El Jardín Yuyuan es un remanso de paz con sus puentes en zigzag, estanques, pagodas y rocas zen. Además, justo al lado, el Bazar Yuyuan es un lugar ideal para comprar recuerdos.
Bares en las azoteas de Pudong: para beber desde arriba
Porque tomar un cóctel mientras contemplas las luces de la ciudad desde el piso 80 vale la pena hablar de la modernidad china. Disfrútalo al atardecer para maximizar el efecto sorpresa.
Xi'an: donde la historia literalmente surge de la tierra
Aquí te encontrarás con un ejército de soldados que no se han movido en 2000 años. Pero Xi'an no es solo eso. También es una ciudad antigua rodeada de murallas, mercados bulliciosos, gastronomía local que despierta el paladar e incluso rompecabezas chinos que intrigan y fascinan.
El Ejército de Terracota: Más de 8.000 estatuas que te juzgan en silencio
Este es EL sitio que no te puedes perder. Imagina a miles de guerreros, cada uno diferente, alineados como si estuvieran en un desfile. Impresionante, un poco escalofriante también. Pero sobre todo, fascinante.
Las murallas de la ciudad: un paseo con vistas
Puedes alquilar una bicicleta y recorrer el casco antiguo, encaramado en sus murallas. Es práctico, original y una excelente manera de digerir el plato local (ojo, pica).
Guilin y Yangshuo: China en formato postal
¿Buscas paisajes de ensueño? Dirígete al sur, a Guilin y Yangshuo. Aquí, los picos kársticos se alzan entre la niebla, los ríos serpentean entre arrozales y los atardeceres parecen sacados de Instagram.
Crucero por el río Li: atmósfera de postal
El viaje en barco entre Guilin y Yangshuo es imprescindible. Pasarás por montañas de formas extrañas, búfalos de agua en el agua y pescadores a la antigua usanza. Es como estar en un cuadro chino. Todo sin filtros.
Paseos en bicicleta o scooter: libertad total
Una vez en Yangshuo, alquila una bicicleta o un patinete eléctrico y explora la campiña. Arrozales, pueblos tranquilos, cafés escondidos... Estás en una película, y tú eres el héroe.
Chengdu: pandas, especias y gente (muy) tranquila
Chengdu es la ciudad de los pandas, pero también de la pimienta de Sichuan, las casas de té, el sombrero chino que protege del sol durante largas partidas de cartas y un estilo de vida tranquilo. Aquí, la gente se toma su tiempo. Para comer, para charlar, para jugar a las cartas. Y es contagioso.
Pandas gigantes: esponjosidad garantizada
Dirígete al centro de investigación de pandas. Verás pandas bebés (adorables), adultos (un poco perezosos) y visitantes emocionados (probablemente tú). Es mejor ir temprano por la mañana, cuando aún están un poco activos.
Hotpot de Sichuan: caliente por delante
¡Cuidado, que está caliente! El hotpot local es una fondue picante donde todo se moja en un caldo rojo intenso. Las personas con paladares sensibles deberían abstenerse. Para todos los demás, es una experiencia escalofriante.
Zhangjiajie: Bienvenidos al escenario de Avatar (sin los extraterrestres)
Imponentes picos rocosos, puentes suspendidos entre las nubes, bosques que se aferran a los acantilados... Zhangjiajie es un paisaje de otro mundo. James Cameron tenía razón: aquí encontró la inspiración para "Avatar".
Parque Forestal Nacional: Senderismo entre las nubes
Olvídate de la ciudad, aquí reina la naturaleza. Recorre los senderos, los teleféricos y sube a las alturas para disfrutar de vistas increíbles. Incluso hay un ascensor de cristal que sube por el acantilado. Para los más valientes.
El Puente de Cristal: Para poner a prueba tus nervios
Un puente colgante de cristal a 300 metros de altura. Caminar sobre él es a la vez aterrador y emocionante. Perfecto para quienes buscan emociones fuertes (o tienen una apuesta que cumplir).
Lhasa y el Tíbet: en la cima del mundo
Allí, la atmósfera cambia. Bienvenidos al techo del mundo. Lhasa es una ciudad aparte, con sus monasterios, sus peregrinos, sus mármoles chinos rodando por los bulliciosos mercados y una espiritualidad que te conmueve incluso a los más escépticos.
El Palacio de Potala: hogar de los Dalai Lamas
Encaramado en la cima de una colina, este palacio es una joya de la arquitectura tibetana. En su interior, salones dorados, frescos sagrados, reliquias... y una atmósfera atemporal.
Monasterio de Jokhang: Espiritualidad en acción
Aquí verás a los fieles rodeando el templo en oración, banderas de oración ondeando al viento y un fervor que pone muchas cosas en perspectiva.
Hong Kong: entre rascacielos y jungla
Hong Kong no es solo una ciudad. Es una experiencia. Un lugar donde puedes pasar de una fiesta apasionante en una azotea a una caminata por la selva tropical en 20 minutos. Una mezcla única, como su té con leche.
Victoria Peak: para contemplar la ciudad
Sube en tranvía a la cima para disfrutar de impresionantes vistas de la bahía, los edificios y las islas circundantes. Perfecto para el atardecer (sí, ese también).
Mercados nocturnos: para buscar ofertas y picar algo
Calle Temple, Mercado de Damas… Puestos, olores, luz por doquier. Allí se puede encontrar de todo, comer de todo y regatear (muchísimo).
Bono: algunos consejos inteligentes para aprovecharlo al máximo
Bien, ahora que ya tienes tu lista de lugares para visitar, aquí te dejamos algunos consejos para evitar cualquier problema:
No subestimes las distancias
China no es Bretaña. Puede haber 1000 kilómetros entre dos ciudades. Planifique con antelación y calcule el tiempo necesario para el transporte.
Aprende algunas palabras chinas
Un pequeño "ni hao" o "xie xie" no cuesta nada, pero siempre tiene un gran impacto. Y puede salvar tu comida si el menú es incomprensible.
Utilice aplicaciones locales
WeChat, Didi, Baidu Maps… Son tu kit de supervivencia digital. ¿Google? Olvídalo. Está bloqueado.
Conclusión: China es un poco de todo
Es imposible resumir China en una sola frase (ni siquiera en 2500 palabras, dicho sea de paso). Es un país vasto, rico, sorprendente, a veces confuso y a menudo mágico. Entre megaciudades futuristas, pueblos congelados en el tiempo, desiertos, montañas sagradas, dim sums y hot pots, experimentarás todas las emociones. Y eso es lo que hace de este destino un lugar tan encantador. Para más ideas sobre qué hacer en China, consulta este artículo .
Tómate tu tiempo, abre bien los ojos (y el estómago) y déjate sorprender. Porque si vienes por los pandas, te quedarás por todo lo demás.